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La (des)regulación en la industria aérea: Herramienta para el surgimiento de modelos de negocios innovadores y eficientes

Para la 3era edición de The Legal Industry Costa Rica conversamos con Jorge Castillo Rovirosa, Jefe Senior Jurídico de Centro y Sudamérica de Volaris, sobre la desregulación y regulación en la industria aérea así como también sobre la herramienta para el surgimiento de modelos de negocios innovadores y eficientes.


Históricamente, el transporte aéreo se ha desarrollado bajo el estricto control de las autoridades, siendo hasta hoy en día una de las industrias más reguladas, sin embargo, las leyes que regulan el transporte aéreo han ido adaptándose y evolucionando, así como sus actores. Durante la década de los 70 en los Estados Unidos, factores como la crisis del petróleo de 1973 y sus efectos en la viabilidad financiera de las aerolíneas y la industria aérea en general, provocaron cambios estructurales en la regulación aeronáutica de dicho país.

Así, en 1978 se promulgó la Ley de Desregulación de Líneas Aéreas (“Airline Deregulation Act”), la cual, como su nombre lo indica, “desreguló” la industria de la aviación comercial en Estados Unidos, eliminando el control del Gobierno Federal sobre aspectos tales como tarifas, rutas y la entrada al mercado de nuevas aerolíneas, permitiendo e incentivando el libre mercado en la industria aérea. De esta forma, la injerencia del gobierno en aspectos comerciales se eliminó gradualmente, y se reforzó el concepto y vigilancia de la seguridad como máxima prioridad, fomentando a su vez el nacimiento de nuevas líneas aéreas, así como la competencia y el fortalecimiento continuo de las compañías existentes.

Europa también atravesó un proceso similar en el marco de la entrada en vigor del Acta Única Europea de 1986 y la implementación del mercado interior de la Unión Europea, en donde varios paquetes de medidas reglamentarias comenzaron a relajar las restricciones de tarifas y capacidades en el transporte aéreo, dando pie a un proceso continuo de apertura en todo el continente, que, al cabo de una década, transformó los mercados restrictivos de cada país en un mercado único integrado y competitivo. El éxito de la desregulación de la industria aérea en Estados Unidos y Europa ha sido evidente, y el resto del mundo en igual o menor medida ha seguido en cierta forma el ejemplo.

Uno de sus efectos más significativos de la desregulación ha sido el surgimiento de las aerolíneas de bajo costo, dando a los consumidores nuevas opciones de transporte aéreo a tarifas más bajas; logrando así que viajar en avión haya dejado de ser un lujo que sólo unos pocos podían permitirse.

Los precios de combustible, mano de obra, aeronaves y operaciones aeroportuarias son significativos para todas las aerolíneas, independientemente de su modelo de negocios. A pesar de ello, la competencia en un mercado tan sensible y con altos costos operativos ha impulsado a sus jugadores a mantenerse en constante innovación para marcar diferencias en las estructuras y modelos de negocios que permitan a las aerolíneas de bajo costo generar ingresos aún con tarifas bajas. Las características y estrategias de las aerolíneas de bajo costo hacen difícil identificar una única estrategia representativa de este modelo de negocios, sin embargo, existen algunos elementos comunes de este modelo de aviación, tales como la estructura de su red de rutas, la eficiencia en sus operaciones y sus estrategias de mercadotecnia. 

Cortesía de Volaris Costa Rica

Con la eliminación del control sobre las rutas, la desregulación eliminó las restricciones sobre a dónde y desde dónde podían volar las aerolíneas, permitiéndole a las empresas definir su estrategia operativa, y en particular, la forma en que cada aerolínea diseña su red de rutas, lo cual es una de las principales diferencias entre las líneas aéreas tradicionales y las de bajo costo. Las grandes aerolíneas tradicionales optaron por consolidarse en grandes ciudades, operando bajo el sistema “hub and spoke”, el cual busca concentrar el tráfico en determinados aeropuertos de gran capacidad o “hubs” para posteriormente enlazarlos a destinos de menor capacidad o “spokes”.

Sin embargo, esta estrategia aumenta la congestión de los aeropuertos, elimina la posibilidad de muchos vuelos directos y la falta de competencia genera tarifas más altas si una aerolínea dominaba un hub. Por su parte, las aerolíneas de bajo costo tienden a operar en redes punto a punto o “spoke and spoke”, enfocándose en vuelos sin escalas o conexiones, reduciendo costos por el manejo de pasajeros en conexión, atendiendo mercados desatendidos y mejorando la productividad de aeronaves y tripulaciones.

Asimismo, la eliminación de restricciones impuestas por el gobierno en cuanto a la capacidad de asientos que una aerolínea puede o debe ofrecer en determinado mercado, ha permitido a las aerolíneas seleccionar su flota más estratégicamente, así como planear mejor sus rutas y vuelos. Así, las aerolíneas de bajo costo tienden a operar una flota estandarizada, es decir, un mismo tipo o familia de aeronave para toda su red de rutas, lo cual trae consigo beneficios económicos y logísticos, tales como la reducción en el costo de partes, mantenimiento y entrenamiento de tripulaciones. Asimismo, las cabinas con múltiples configuraciones como asientos de clase ejecutiva y diferencias de productos incrementan la complejidad y costos de la operación, es por ello que las aerolíneas de bajo costo suelen optar por una configuración de cabinas con una única clase, aprovechando de la mejor forma posible el espacio limitado de la aeronave, enfocándose en ofrecer tarifas bajas dirigidas a pasajeros sensibles al precio.

Existen otras características y estrategias operativas que comúnmente se asocian o comparten las aerolíneas de bajo costo, tales como la oferta de servicios adicionales, desagregando del costo del boleto todo lo adicional al transporte del propio pasajero, en vez de englobar todos los servicios en forma uniforme a todos los usuarios, aún cuando no todos tengan las mismas necesidades de equipaje, alimentos o selección de asientos. Asimismo, las aerolíneas de bajo costo suelen evitar el uso de sistemas tradicionales de distribución de boletos, evitando así cargos y comisiones a agencias de viajes al incentivar que el pasajero reserve directamente a través de los canales de venta directos de la aerolínea.

El mercado de la aviación de bajo costo ha crecido y se ha consolidado, y con el paso del tiempo, la línea entre la aviación tradicional y la de bajo costo se ha vuelto borrosa, pues las aerolíneas tradicionales se han visto forzadas a buscar estrategias para reducir costos, reestructurar sus modelos de operación para incrementar su productividad, adoptando selectivamente características del modelo de bajo costo. Y a su vez, el modelo de bajo costo, en constante evolución ha adoptado medidas como canales de distribución indirectos y programas de lealtad, llevando a una convergencia parcial en ambos modelos de negocios.

Lo cierto es que la desregulación de la industria aérea ha servido para relajar el control de los gobiernos sobre tarifas, rutas y capacidad de las empresas, convirtiendo gradualmente mercados protegidos en mercados competitivos, permitido el surgimiento de nuevas aerolíneas con estructuras de costos más bajas, así como modelos de negocios innovadores, y servicios más competitivos y eficientes; logrando así que las aerolíneas puedan definir libremente su estrategia de negocios, dando a los usuarios más libertad y más alternativas, al transferir el poder a los consumidores para que tomen sus propias decisiones en cuanto al producto que requieren y reciben.

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